domingo, septiembre 24, 2006

La fragata española 'Álvaro de Bazán'


La Princesa Doña Letizia entregó la bandera de combate a la nueva fragata de la Armada Española Álvaro de Bazán, una de las mas modernas de la OTAN.

Fabuloso. Sin lugar a dudas la Armada Española sabrá sacarle el máximo rendimiento en las futuras misiones que le esperan a pesar de las carencias en su dotación de personal.

Es un hecho que nuestro ejército profesional está teniendo dificultades para cumplir con los indicadores relativos al tamaño ideal de la tropa profesional. Son frecuentes las campañas de reclutamiento en los medios de comunicación y podemos ver en cualquier feria o evento juvenil un stand del Ministerio con sus guapas y simpáticas azafatas.

La falta de personal y la poca PROFESIONALIDAD de algunos hacen complicado que una fragata o cualquier otro órgano del ejército realice sus funciones eficientemente.

Son frecuentes los casos de prófugos que desaparecen después de un periodo vacacional, de bajas por depresión o estrés y es muy común el escaqueo, tan característico en el ámbito de la administración pública. Por supuesto, en cuanto se inicia una misión de paz que suponga un extra de dinero en dietas, allí estarán en primera fila para chupar de lo público.

Del resto de la plantilla, de los verdaderamente profesionales, independientemente de que sean oficiales, suboficiales, tropa o funcionarios civiles, sólo les queda trabajar y resolver la papeleta diaria dentro de una plantilla bajo mínimos (horas extras, ejercicio de otras funciones, subcontratación, etc.).

¿Y cómo es posible que no “despidan” a estos funcionarios? Sencillamente por una razón de números. Los altos cargos del ministerio (el ministro, las secretaría generales, estado mayor) tienen que mantener como sea el tamaño oficial de nuestro ejército. De tal manera, y para cubrir el expediente, incluyen en sus cuentas al conjunto de los ‘profesionales’ en nómina que están de baja, huidos o sin hacer nada.

Espero que esta situación vaya mejorando con el tiempo. Quizás los responsables tendrían que pararse a pensar sobre este problema, seguro que lo habrán hecho, y adoptar las medidas necesarias (política de incentivos, desarrollo de la ley de tropa y marinería) para que nuestro ejército alcance la profesionalidad que todos deseamos.